花見 Hanami


 

En el año 812, la familia imperial organizó por primera vez una fiesta en torno a la flor del cerezo, con lo que estableció un vínculo con la cultura de este árbol.
La aristocracia japonesa, que deseaba crear una identidad nacional sin influencia china, celebró la flor del cerezo como si fuera su flor particular.

En sus hanami o reuniones anuales, escribían y leían poemas acerca de esta flor y de la vida. En La historia de Genji, obra maestra de la literatura escrita por Murasaki Shikibu a principios del siglo XI, el cerezo se consideraba un símbolo de juventud, amor y alegría de vivir, aunque los protagonistas de la novela lamentaban lo efímero de sus bellas flores.

"Si alguien pregunta
cuál es el espíritu del verdadero japonés,
yo digo que son las flores de Yama sakura
brillando al sol matinal".

Los nacionalistas japoneses citaban a menudo este poema de Norinaga Motoori que asociaba la flor del cerezo con el «espíritu Yamato» para conectar así la filosofía bushido con el simbolismo de la flor emblemática de la nación.

A finales del siglo XIX, el gobierno Meiji empezó a incorporar imágenes de flores de cerezo en el ejército, así como en actos educativos y culturales, reforzando con ello la idea de que un soldado debía estar dispuesto a morir por el emperador como la flor del cerezo.
A partir de 1870 el escudo de la armada imperial de Japón pasó a representar un ancla y una flor de cerezo.

📙Cherry’ Ingram, The Englishman Who Saved Japan’s Blossoms, Naoko Abe.

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